Una de las acusaciones más absurdas que vierten las iglesias sobre la ciencia es su arrogancia. La estrategia, tan utilizada en política de trasladar al contricante los defectos propios. Richard Dawkins, en esta conferencia en tres partes, desmonta esa hipotética arrogancia dando argumentos precisamente de lo contrario. De la humildad de la ciencia frente a la arrogancia de las religiones.